Las tendencias y las modas afectan a todo tipo de actividades humanas, eso es un hecho innegable, bien sea en la ropa que llevamos, en la música que escuchamos, si llevamos el pelo de una u otra manera, etcétera. Pero este cambio de tendencias no solo afecta al mundo de la moda sino que también lo hace a otro tipo de actividades entre las que se incluyen las meramente económicas y entre ellas el mundo de los videojuegos no es ninguna excepción.
En este sentido, desde hace unos años (y mucho más desde la aparición de las consolas de nueva generación) hemos podido asistir al auge de los juegos recopilatorios y las remasterizaciones. Antes de seguir queremos hacer una distinción que aunque obvia creo que es necesaria. Como supongo que muchos de vosotros sabréis no es lo mismo un remake que una remasterización de un videojuego, en el primer caso se trata de mantener los esencial del videojuego (normalmente la historia y el esquema de jugabilidad) y “rehacer” el videojuego desde cero poniéndolo a la altura de las nuevas capacidades y avances tanto técnicos como gráficos; en el segundo caso, se trata de un reescalado de los gráficos haciéndolos mucho más acordes a lo que pueden ofrecer las nuevas plataformas.
Una vez hecha esta aclaración, como decíamos existe una clara tendencia o moda a lanzar remasterizaciones (normalmente bajo el título de “collection”, “Ultimate Edition”, etcétera) de títulos que o bien fueron sagas icónicas ya terminadas o bien demasiado recientes siendo en este último caso un intento más de sacar los cuartos a los sufridos gamers que una y otra vez entran al trapo y pasan por el aro.
Es lo que tienen las nuevas generaciones de consolas, que son campo abonado para que los juegos de anteriores generaciones (bendita ausencia de retrocompatibilidad pensarán las desarrolladoras) se vendan nuevamente en pero para otra plataforma. En muchos de estos casos, esta remasterización tiene pocos atractivos aparte de permitir jugar al mismo juego con una mejor calidad gráfica en nuestra nueva consola, pero en otros casos (los menos) estas colecciones contienen un buen conjunto de novedades e incluidos que las hacen unos productos de los más atractivos.
Los últimos en sumarse a esta moda han sido Gear of war Ultimate y God of War Remaster, para la consola de Microsoft y la de Sony respectivamente, si bien entre uno y el otro hay una serie de diferencias bastante sustanciales entre las que destaca la apuesta que ha hecho Microsoft por la retrocompatibilidad de sus juegos. En el caso de Gear of War Ultimate Edition se incluyen los cuatro títulos la saga, amén de una serie de nuevos mapas, armas, una mayor tasa de imágenes por segundo, nuevos modos de juego y una mejora gráfica notable, lo que hace que el título sea una opción de compra más que recomendable. Sin embargo en el segundo ejemplo nos encontramos ante lo que podíamos llamar la cruz de la moneda, una remasterización de un juego que ya era bastante bueno en su consola nativa, PlayStation 3, y que no ofrece nada más allá de el mismo juego que ya teníamos solo que para poder jugarlo en PlayStation 4. Como es lógico, las calidades gráficas son algo superiores (1080p y 60 frames por segundo estables), tanto en lo que se refiere a la definición como en la tasa de imágenes por segundo, pero al común de los mortales (y gamers) estos detalles pasarán desapercibidos a los pocos minutos de empezar a jugar esta nueva versión, ya que el nivel que se estableció en su consola original ya era bastante alto.
Todo esto nos hace plantearnos si en realidad era necesario una remasterización de este título, God of War III, y la respuesta que se nos viene a la mente es un claro “no demasiado”- sea como sea, en ambos ejemplos podemos ver la cara y la crus de esta moda de las remasterizaciones, en cierta manera forzadas, y que dejan entrever claramente que la intención de muchas de los estudios y marcas es simplemente sacar un poco más de dinero de los bolsillos de los gamers (hace poco escribimos un artículo sobre esta actitud de “sacacuartos que algunos estudios y desarrolladoras adoptan con los gamers). No todo vale, no todo lo que nos traen las modas son algo bueno, y en el mundo del videojuego esto es muy evidente, aunque por fortuna parece ser que existe una fuerte corriente entre los gamers que se niegan a que les cuelen este tipo de juegos, exigiendo en cierta manera que la remasterización incluya novedades y añadidos que justifiquen su adquisición. A esto hemos de sumar la vieja reivindicación de que los precios sean más bajos, y más teniendo en cuenta que se no se trata de juegos nuevos sino de remasterizaciones de los mismos.
Las tendencias o modas, llamadlas como queráis, es lo que tienen, que por mucho que nos intenten convencer de que es algo alucinante o lo más de lo más, no es sino un intento más de aplicar una vieja fórmula, la de cobrar dos veces por lo mismo, aunque como decimos en ocasiones suponen una muy buena opción de compra como hemos mencionado con el ejemplo de Gear of War Ultimate Edition, en otras ocasiones no lo es tanto, ni por contenido, ni por originalidad , ni por cualquier otra razón que no sea que no has jugado al juego en sus versiones anteriores, siendo este el único caso que se me ocurre que justifique su adquisición.
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